martes, 24 de septiembre de 2013

La Sierra de Cártama en BlogSOStenible

Sierra de Cártama: Conociendo mejor sus valiosos secretos


Por Noelia Hidalgo Triana (Becaria investigadora Departamento Biologia Vegetal, UMA),floracartama.blogspot.com.es.
La Sierra de Cártama es un pequeño macizo montañoso, de aproximadamente 18 Km2 de extensión, muy cerca de la capital malagueña (al sur de España, ver mapa más abajo). Está constituida por dos sierras principales, la Sierra de los Espartales y Sierra Llana. Sus altitudes se encuentran entre los 60 y los 433 m., con lo cual, únicamente existe un piso bioclimático (termomediterráneo).
A pesar de la cercanía con la capital, se trata de una zona que hasta el momento, había sido muy poco estudiada, botánicamente hablando. No es hasta la lectura de mi Tesis de licenciatura, titulada como “CARACTERIZACIÓN DE LA FLORA, VEGETACIÓN Y FITOGEOGRAFÍA DE LA SIERRA DE CÁRTAMA (VALLE DEL GUADALHORCE, MÁLAGA): BASES PARA SU GESTIÓN Y CONSERVACIÓN”, cuando se comienza a tener datos de la elevada diversidad que esta sierra aguarda. Esta tesis de licenciatura, ha sido realizada bajo la tutela del profesor doctor Andrés Vicente Pérez Latorre, en el Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga.
Los datos más relevantes, arrojados por este estudio son su elevada biodiversidad, ya que hemos detectado la presencia de 579 especies vegetales diferentes, es decir, 579 plantas diferentes. Entre éstas podemos destacar  algunas que son bastantes conocidas por la población, porque son muy usadas como por ejemplo el tomillo (Thymbra capitata), el romero (Rosmarinus officinalis), la lavanda (Lavandula stoechas), o la encina (Quercus rotundifolia).
Además, el estudio ha incluido el inventariado de las comunidades vegetales, con objeto de conocer cuáles son las asociaciones vegetales que componen el paisaje vegetal de la zona, para poder gestionarlo de la mejor manera posible. Y el resultado, también sorprendente, es que existen hasta 43 comunidades vegetales diferentes en la Sierra de Cártama, entre las cuáles podemos destacar principalmente, por su carácter relictual, los sabinares de Juniperus turbinata. Se trata de una comunidad de gimnospermas propia de hábitats dunares, que tuvo su origen en el pasado, cuando Cártama fue una isla y era bañada por el mar, quedando en la actualidad relegados principalmente a zonas de elevada pendiente, rocosidad, y umbrosas. Sabinares de este tipo podemos encontrar en Sierras como las Sierras de Huma, Cártama, Benahavís y Casares y la Sierra de Pizarra (Sanz de Galdeano y Vera, 1992; Cabezudo et al., 2003; Serrano & Guerra-Merchán, 2004 y Pérez Latorre, 2010).
La existencia de estos sabinares, que son los mejor conservados de todo el Valle del Guadalhorce, junto con la importancia geológica que la zona posee, por haber sido una isla en el pasado, nos han llevado a la propuesta de una figura de protección y gestión para la zona en consonancia con el medio ambiente. La figura que se propone es la deMonumento Natural, contemplada dentro de la Ley 2/1989, de 18 de julio, por la que se aprueba el inventario de espacios naturales protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección. Con ello se pretende poner en valor esta zona.
A todo ello, hemos de sumarle la importancia de la presencia de un afloramiento deserpentinas en Sierra Llana, ya que por un lado, se trata del afloramiento más oriental de la provincia de Málaga y por otro lado presenta endemismos (plantas de distribución restringida). Sin embargo, a pesar de tener la importancia litológica y botánica que tiene, una gran parte de este afloramiento ha sido destruido por la actividad extractiva (cantera) sin haber sido restaurado con posterioridad.
Además de la actividad extractiva, entre los principales impactos que sufre la zona, podemos destacar el vertido incontrolado de escombros, el sobrepastoreo en algunas zonas concretas, y el urbanismo disperso.
¿Y qué podemos hacer la ciudadanía para proteger este pequeño macizo, tan cercano al núcleo urbano de Cártama  e incluso a la capital malagueña?  Para ello la herramienta que podemos utilizar es la educación ambiental y sensibilización: debemos educar ambientalmente a nuestros hijos, jóvenes y a nosotros mismos para valorar lo que tenemos a nuestro alrededor. Si no partimos de esta idea, no podremos gestionar nuestro territorio. Tal es así, que desde el primer momento pretendemos dar a conocer esta Sierra. Hemos creado un blog que consta de un apartado de Flora, otro de Paisaje Vegetal, además de apartados dirigidos a la Conservación de la Sierra de Cártama, con una gran cantidad de material fotográfico. Os invito a acceder a él a través del siguiente enlace si queréis  conocer más esta Sierra: http://floracartama.blogspot.com.es/
Mapa de la Sierra de Cártama, al oeste de la ciudad de Málaga
Mapa de la Sierra de Cártama, al oeste de la ciudad de Málaga

Nuevas plantas para la Sierra de Cártama


A pesar de que he estado realizando muestreos en la Sierra durante dos años consecutivos, aún no dejan de aparecer especies nuevas, por sorprendente que parezca. 

Y en este caso, tengo que dar las gracias al amigo Salvador Fernández, que ha sido quien ha encontrado esta coqueta planta otoñal: Colchicum autumnale o Colchicum lusitanicum. ¡Un gran hallazgo por parte de Salvador, y sobretodo muchas gracias por compartirlo con nosotros!


Su floración es muy efímera, y va desde finales de septiembre hasta comienzos de octubre. 

En nuestra sierra aparece en los claros de matorral, entre pastizales secos. 

En las fotografías podéis ver su gran belleza. Sin embargo, resulta curioso que una flor tan bella sea tan tóxica, y es que este colchicum contiene unos alcaloides (la colchicina)  que son tan tóxicos que si los ingerimos pueden destruir nuestras células. 









martes, 17 de septiembre de 2013

La Sierra de Cártama en el volumen 2 de la revista de Atalaya de Cártama

En primer lugar, me gustaría agradecer a la Asociación de Vecinos Atalaya de Cártama el haber contado conmigo para salir en su segundo volumen puesto que  esto denota la elevada conciencia medioambiental que tiene esta asociación. 

Aprovecho la ocasión para animaros a leer la revista porque trata aspectos relacionados con el municipio de Cártama y con el Valle del Guadalhorce muy interesantes. 


A continuación os dejo el link:

http://issuu.com/asociacionatalayadecartama/docs/revista_desde_la_atalaya_de_cartama

domingo, 8 de septiembre de 2013

II Ruta nocturana por la Sierra de Cártama: Los Espartales y Las Viñas

Organiza el Ayto. de Cártama con la colaboración de Protección Civil. 

En esta ocasión, la rutita discurría por la Sierra de Los Espartales, que no sé por qué le tengo un especial aprecio. Quizás sea porque es la sierra que siempre he visto a través de mi ventana y parece que no pero lo que uno mama desde pequeño influye mucho el resto de su vida. 
Comenzamos nuestra andanza sobre las 20h, en el Santo Cristo, con puntualidad y muy buena organización por parte del Ayto. de Cártama, que es quien organizaba la ruta y sobretodo por parte de Raquel. 

Empezamos subiendo por la Biznaga y dirigiéndonos hacia la "cuesta de la muerte", como la llamaron algunos...
Algunos iban muy alegremente puesto que no eran conscientes de la cuesta que les aguardaba, jejeje: 




Tal es así, que hubo gente que abandonó la ruta debido a la dificultad de la subidita. 

Otros sobrevivimos como pudimos, jejeje y sino que se lo digan a mi madre...




Y como no, MIL GRACIAS a los "super chicos de Protección Civil",  tan atentos como siempre y a los que debemos agradecer todo su esfuerzo y dedicación, ya que la ruta transcurrió estupendamente!!!  Y si no que se lo digan a más de una a dónde iban a parar si no hubiera sido por ellos,  verdad Melania? jejejeeje


Y como todo gran esfuerzo tiene su gran recompensa, nos esperaba una puesta de sol impresionante con la Sierra de las Nieves y Sierra Prieta al fondo: 




Fotografía cedida por AV. V. Pérez


Y como no, la ansiada foto de grupo: 



A pesar de que estamos al final del verano, y apenas nada hay en flor, si que pudimos ver estos dos cardos en flor: 




Carlina racemosa



                                                                     Carlina gummifera

Esta carlina quiero decicársela a mi gran amiga y compañera Carmen, que al final no pudo hacer la rutita, pero seguro que nos vemos para la próxima!!! 

Pero a pesar de que los prados están agostados por estas fechas y apenas hay nada en flor, si que pudimos disfrutar de las preciosas vistas y de la increíble puesta de sol. Y es que lo espectacular de esta ruta por los Espartales son sus vistas: podemos disfrutar de magníficas panorámicas, y si el día esta claro (que no es nuestro caso porque la ruta era nocturna) podemos ver hasta Sierra Nevada!!!

Os dejo ahora una fotito del precioso anochecer que pudimos disfrutar: 





Y otra con mi amiga María y nuestra preciosa y querida Cártama la Bella detrás: 





Y como no, hemos de dedicar el siguiente espacio a quien más expectación crea en las rutas y  quien más se adaptó al entorno, al amigo Rafael y su gran aliado: 



Y ya me despido con esta bonita imagen que he querido titular como "Cientos de luciérnagas en la noche Cartamensis" y ya veréis por qué.... 




Fue un placer compartir esta noche con todos vosotros!!!

Hasta la siguiente rutita!!! 

Articulito dedicado por Francisco Baquero: El panorama de la vida de un jilguerito

Esta mañana os quiero hacer disfrutar, al menos yo he disfrutado mucho, con este magnífico artículito que me ha dedicado mi amigo Paco Baquero. 
Mil gracias Paco!! Ojalá cada mañana cuando me levante tuviese en mi ventana tal deleite!!


A mi  amiga buena, Noelia Hidalgo, que tanto ama la singular naturaleza de nuestro entorno, a la que tantos esfuerzos físicos e intelectuales dedica y de la que tanto sabe.




            Tiene en la memoria aquel rosal,  atestado  de blancas y coquetas rositas blancas de pitiminí que plantara mi madre (a poco de mi nacencia) bajo el marco de la ventana del cuarto del matrimonio en el destartalado cortijo de la ribera desde el que se oye el rumor de las aguas del Guadalhorce, lejanas resonancias   que golpean mi alma con sones líricos filialmente emotivos. Lo he dejado escrito varias veces en otras secuencias.

            Sería por finales del mes de marzo tal se infiere de este  episodio que forma uno de los capítulos de mi nuevo libro,   “Ecos de la Alhóndiga”. El campo renacía del invernal letargo con verdegueo de sementeras, y, el aire, traía ecos preñados de angoradas de tórtolas en sus nidadas del soto y pipiares de pataletes  recién salido de las overas.

            Durante mi estancia en cama en la que la  mama buena me tenía metido por un resfriado  que necesitó de cataplasmas de afrecho con aceite caliente envuelto en papel de estraza,  amén de ventosas que tanto odiaba, yo tenía ante mis ojos el verdor del ramaje y la blancura de las flores de aquel rosal que, no obstante, me dejaba ver los árboles cercanos (limeros,  perales sanjuaneros, ciruelos de frutos negros y dorados, ajofainas, etc )  en uno de los cuales  una pareja de jilgueros  iban alimentando  pico a pico a sus pataletes, ya casi volantones totalmente emplumados y a punto para  dejar el  nido.

            Una mañana, vi como uno de ellos que siempre estaba mirando al rosal de la ventana, seguramente midiendo la distancia, dio un titubeante voletón y cayó, más que se posó,  en el ramaje del arbusto,  orla de mi ventana. Mi alma cantó de alegría,  cuando de pronto, atraída por el pipiar del hijo, la pájara madre acudió con una hormiga en su pico que  depositó  en la desmesuradamente abierta boca del  pajarillo, aún con boqueras amarillas, suceso que se repetía a lo largo del día en espacios perfectamente sincronizados y alternativos con las visitas al mismo fin a los que aún estaban en el nido de enfrente de mi ventana. ¿Dónde y cómo aprenden los pájaros, oh Dios,  la medida de la vida...? 

            Sentí una punzante melancolía  la penúltima mañana de mi estancia en cama, al  observar un hecho que fue para mí una lección que nunca olvidé.  Aquella mañana, la pajarilla  de llamativos colores ya no traía al volantón su diaria ración de comida, sino que piándole en su lenguaje misterioso, y agitando trémulamente las alas en amago de vuelo, indujo a su hijo a seguirla volando. Inesperadamente, siguiendo a su madre, el pajarillo se echó a volar  y, al poco trecho, aquella viró con suma velocidad dejando al hijo a su suerte ante su destino de pájaro  canoro. Había elegido para ello una mañana esplendente.


            Lo último que pude ver es que el jilguerillo se posaba en uno de los granados del quijero de la acequia. Ya no pipiaba llamando a su madre; simplemente observaba el panorama de la vida que tenía antes sus ojos...